sábado, 30 de enero de 2016

Pobres

Dios nace pobre


·      Tener bienes materiales no es malo, el problema está en que casi siempre estos nos atan; sólo los usamos a nuestro beneficio y nos olvidamos que los demás también están necesitados.


Por: Sem. Froylan Sosa Islas
        Segundo de Filosofía
  

“Lo material no es lo esencial en nuestra vida, porque ser pobre es lo mejor que nos puede pasar; además, la pobreza no está peleada con la felicidad, sino al contrario, la complementa”


El nacimiento de Jesús en el pesebre es pobre, no porque no pudiera hacerlo en el mejor de los palacios o porque fue obligado a nacer ahí, sino todo lo contrario, Jesús mismo decide nacer en un pesebre para enseñarnos lo que verdaderamente vale a los ojos de Dios.

Ya que importante en esta vida no es el hecho de ver cuánto puedes ganar y cuánto pueden juntar hablando de los bienes materiales, sino cuánto puedes compartir y cuánto puedes amar.
Desde el inicio de la historia de la humanidad siempre ha habido un problema, y este es la importancia del tener y del poseer (hablando de bienes materiales), y es que el tener siempre nos da una seguridad, ya que se cree que cuando se tiene mucho valemos más, (eres cuanto tienes); además, cuando se posee una fortuna se suele pensar que nuestra vida está resuelta y que ya somos felices.

Cabe agregar que en el trascurso de la historia siempre se ha dicho esto; pareciera que la misma vida nos impulsara a esta actitud de tener muchos bienes materiales.

Pero si de algo podemos estar seguros es que no todos los acontecimientos apuntan a lo mismo y, en particular, un pequeño suceso llevado a cabo hace más de dos mil años: el nacimiento de Jesús en un pobre pesebre.

Este hecho de amor nos dice todo lo contrario a lo que el mundo nos indica y nos afirma; lo material no es lo esencial en nuestra vida, porque ser pobre es lo mejor que nos puede pasar; además, se demuestra que la pobreza no está peleada con la felicidad, sino al contrario, la complementa.

En el Antiguo Testamento, la bendición de Dios va acompañada de bienes materiales principalmente, basta con leer el libro de Job; pero en este pobre pesebre el Señor bendice de modo diferente: no hay bienes materiales, sino sólo su Hijo, quien carece de fortuna, pero que es la mayor bendición que podemos recibir. Con el hecho de no tener nada, da una gran enseñanza, la cual nos muestra que si confiamos en el Señor seremos más felices que si confiamos en lo pasajero.

Dios nos ama. Esta es una gran realidad, ya que nos entrega a su Hijo y además nos lo entrega pobre; es importante ver esta pobreza no como algo malo, sino como una oportunidad de abandonarse en Dios.
Jesús pasa por esta vida haciendo el bien desde su pobreza, ya que es en esta donde Él se sabe libre y necesitado: libre de todo aquello que puede perturbar su corazón y a su misión en este mundo; libre de todo aquello que lo aleja de la voluntad del Padre.

Un ejemplo de esto lo tenemos en la tercera tentación del desierto (Mt 4,8-9). Pero también se sabe necesitado del Padre, y nos basta con leer el Evangelio para ver cómo Jesús cada que podía se retiraba a orar al Padre, porque su riqueza estaba en Él.

Al hablar del nacimiento en el pesebre humilde de Nazaret, se puede hablar también del nacimiento de una nueva esperanza, pero una puesta en Dios que está firme siempre, porque muchas veces cuando se tienen diferentes bienes materiales se suele poner la esperanza en ellos y entonces corremos el riesgo de hablar de un dios dinero, algo que a la vista de Cristo no es aceptable.

Tener bienes materiales no es malo, el problema está en que casi siempre estos nos atan; y, en consecuencia, sólo los usamos a nuestro beneficio y nos olvidamos que los demás también están necesitados.

Dios nace pobre para demostrar que se puede ser feliz en la pobreza, Dios nace pobre para demostrarnos que Él se manifiesta en los pobres.


Dios nace pobre porque quiere que seamos ricos, pero no de bienes materiales, sino espirituales; Dios nace pobre para poder estar entre nosotros y que nosotros también podamos estar con Él; pero sobre todo, Dios nace pobre porque nos ama.

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