Recitar o cantar un Salmo
Por: Pbro. Josué Luna Ordóñez
Cuarto de Teología
Cantar para el Señor, es servir…¡Usa tus dones para servir! ¡Canta a Dios!
El
que te pidan un servicio en la Liturgia es hasta de gran honor, pero cuando se
trata de servir en el ministerio de ser salmista, resulta ser un verdadero
conflicto.
Actualmente
se va cayendo en el temor de no saber cómo se sirve a Dios al proclamar,
recitar o cantar un Salmo dentro de la celebración de la Eucaristía.
Recordemos
que como presupuesto fundamental es que la Liturgia se realice de forma
armoniosa, procurando la belleza del acto celebrativo.
Entonces,
esto nos da pie para poder servir mejor a la hora de prestar el servicio de
salmista. Depende igual de los dones o carismas que tengas desarrollados para
este servicio; sin embargo, no excluimos que el Salmo sea una respuesta a Dios,
una alabanza que de todos brota para poder tener un encuentro con su palabra.
Proclamar
es digno; la palabra se proclama, a Dios se le presta la voz para que su voz
resuene en los oídos y corazones de sus hijos. Por lo tanto, se proclama con
firmeza, claridad y colocación.
Se
recita la palabra y resulta muy cercano este modo, pues cuando se hace se busca
dar a compartir lo que el autor pudo haber sentido a la hora de escribir.
Se
canta el Salmo en razón de que es la forma de armonizar nuestras voces, de
responder de forma melódica a su llamada, tendría que ser con un ritmo sencillo
que ayude a todos a emprender esa alabanza.
Se
canta porque brota de la sensación intensa de amar su obra en nosotros. ¡Canta
el salmo! ¡Prepárate! ¡No tengas miedo de alabar a tu Señor…!
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