sábado, 23 de enero de 2016

Familia

La familia como expresión del amor


·      El Catecismo de la Iglesia Católica (CIC) la define como “iglesia doméstica”, de esta manera se vuelve centro de toda la vida porque en ella inicia, crece y se alimenta para formar a la sociedad.


Por: Sem. Joel Rivera Carmona
       Tercero de Teología


 “El amor en la familia debe estar siempre cimentado entre los esposos y los hijos, que les exige un amor que perdone y redime para testimoniar a Cristo presente en su Iglesia”


Dios ha creado al hombre a su imagen y semejanza, llamándolo a la existencia por amor, donde el amor es la vocación fundamental e innata de todo ser humano; el amor abarca también al cuerpo humano y el cuerpo se hace partícipe del amor espiritual.

Por ello, la familia esta llamada al amor, que la compromete totalmente entre sí; el único lugar que hace posible esta donación total es el matrimonio, donde el hombre y la mujer se aceptan mutuamente y viven en comunidad de vida y amor, querida por Dios mismo y sólo bajo esta luz se encuentra su verdadero significado.

Esta fidelidad, lejos de rebajar la libertad de la persona, la defiende contra el subjetivismo y relativismo, y la hace partícipe de la sabiduría creadora.

Por ello, la comunión de amor entre Dios y los hombres es el contenido fundamental de la revelación y de la experiencia de fe de Israel, que encuentra su significado en la alianza esponsal entre el hombre y la mujer, donde ambos se declaran su amor conyugal, que es el origen de toda familia, siendo así que la fidelidad debe ser el cimiento donde se construya la familia.

El amor en la familia debe estar siempre cimentado entre los esposos y los hijos, que les exige un amor que perdone y redime para testimoniar a Cristo presente en su Iglesia, que exige de los esposos la indisolubilidad y fidelidad de la donación recíproca definitiva que se abre a la fecundidad reflejada en los hijos, siendo, según el designio de Dios, el matrimonio como fundamento de la comunidad más amplia que es la familia, ordenado a la procreación y educación.

Por el amor, los esposos se convierten en cooperadores de Dios en el don de la vida a una nueva persona que son los hijos, reflejo viviente de su amor; por ello, la familia es el fundamento de la Iglesia.

El Catecismo de la Iglesia Católica (CIC) la define como “iglesia doméstica”, de esta manera la familia se vuelve centro de toda la vida porque en ella inicia, crece y se alimenta para formar a la sociedad y a la Iglesia.

Por eso es necesario rescatar su significado y saber cuál es su fundamento para fortalecer esta institución que se consolida en el amor, que se expresa en la comunión con Dios y sus miembros y que da sentido y significado pleno a la vida de cada persona, por la cual estamos llamados a retomar y defender su valor.


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