viernes, 13 de noviembre de 2015

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Ordenan a Adolfo Lugo Alvarado como sacerdote


“El presbítero, de rodillas y frente al majestuoso marco central del templo, realizó su profesión de fe, fue consagrado y se postró en el altar”



Por: Sem. Iván Bonilla Trejo
        Tercero de Filosofía


El día 22 de julio, dentro de las actividades programadas previas a la despedida del padre Marciano Reyes, se llevó a cabo la ordenación de Adolfo Lugo Alvarado como sacerdote para siempre.

La celebración Eucarística se llevó a cabo en la parroquia de San José Piracantos, donde estuvo presente gran parte del presbiterio de la Arquidiócesis de Tulancingo, seminaristas de Tula, amigos y fieles de la comunidad.

Al comienzo, el candidato a recibir el orden sacerdotal en el grado de los presbíteros entró revestido de diácono y tomó su lugar junto a su familia, esperando el momento de ser presentado ante el obispo para ser consagrado.

En la homilía, Monseñor Domingo enfatizó en que ser sacerdote implica ser humilde, caritativo, sencillo, amable y trabajador por el bien del pueblo de Dios, quien todo lo ve, todo lo puede y todo lo sabe.
A través de una lista de puntos invitó a su presbiterio a siempre hacer el bien a pesar de sufrir, ya que es mejor hacerlo para bien y no para mal.

Después que de viva voz emitiera su promesa con la mano en el Evangeliario, llegó el momento culminante de toda la celebración.

El padre Adolfo Lugo Alvarado, de rodillas y frente al majestuoso marco central del templo, realizó su profesión de fe, fue consagrado y se postró en el altar mientras se rezaba la Letanía de los Santos.
Posteriormente, el Arzobispo de Tulancingo impuso sus manos sobre el nuevo sacerdote; el presbiterio hizo lo mismo como parte del rito.

Después de ser revestido por sus padrinos, los padres Marciano Reyes García e Inocencio Islas Canales, le fue entregado el cáliz, para después darle la bienvenida al pueblo sacerdotal con el besamanos.

Al final, el recién consagrado tomó el micrófono para agradecer a cada uno de los presentes por su presencia, en el listado figuraban: Mons. Domingo Díaz Martínez, los presbíteros Marciano Reyes e Inocencio Islas, sacerdotes, diáconos y compañeros desde el Seminario; así como familia, amigos y seminaristas, a quienes les externó que todo lo sucedido era obra de Dios y “por su gran misericordia”.

Cabe hacer mención que Adolfo Lugo Alvarado es el primer ordenado de los cuatro diáconos que fueron consagrados en enero pasado, en las festividades por los 150 años del Seminario de San José.


El ahora sacerdote Adolfo Lugo Alvarado desempeñará su ministerio sacerdotal en la parroquia de Xicotepec de Juárez, Puebla, colaborando como vicario en dicho territorio a donde ha sido enviado.

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