Ordenan a Adolfo Lugo Alvarado como sacerdote
“El presbítero, de rodillas y frente al majestuoso marco central del templo, realizó su profesión de fe, fue consagrado y se postró en el altar”
Por:
Sem. Iván Bonilla Trejo
Tercero de Filosofía
El
día 22 de julio, dentro de las actividades programadas previas a la despedida
del padre Marciano Reyes, se llevó a cabo la ordenación de Adolfo Lugo Alvarado
como sacerdote para siempre.
La
celebración Eucarística se llevó a cabo en la parroquia de San José Piracantos,
donde estuvo presente gran parte del presbiterio de la Arquidiócesis de
Tulancingo, seminaristas de Tula, amigos y fieles de la comunidad.
Al
comienzo, el candidato a recibir el orden sacerdotal en el grado de los
presbíteros entró revestido de diácono y tomó su lugar junto a su familia,
esperando el momento de ser presentado ante el obispo para ser consagrado.
En
la homilía, Monseñor Domingo enfatizó en que ser sacerdote implica ser humilde,
caritativo, sencillo, amable y trabajador por el bien del pueblo de Dios, quien
todo lo ve, todo lo puede y todo lo sabe.
A
través de una lista de puntos invitó a su presbiterio a siempre hacer el bien a
pesar de sufrir, ya que es mejor hacerlo para bien y no para mal.
Después
que de viva voz emitiera su promesa con la mano en el Evangeliario, llegó el
momento culminante de toda la celebración.
El
padre Adolfo Lugo Alvarado, de rodillas y frente al majestuoso marco central
del templo, realizó su profesión de fe, fue consagrado y se postró en el altar
mientras se rezaba la Letanía de los Santos.
Posteriormente,
el Arzobispo de Tulancingo impuso sus manos sobre el nuevo sacerdote; el
presbiterio hizo lo mismo como parte del rito.
Después
de ser revestido por sus padrinos, los padres Marciano Reyes García e Inocencio
Islas Canales, le fue entregado el cáliz, para después darle la bienvenida al
pueblo sacerdotal con el besamanos.
Al
final, el recién consagrado tomó el micrófono para agradecer a cada uno de los
presentes por su presencia, en el listado figuraban: Mons. Domingo Díaz
Martínez, los presbíteros Marciano Reyes e Inocencio Islas, sacerdotes,
diáconos y compañeros desde el Seminario; así como familia, amigos y
seminaristas, a quienes les externó que todo lo sucedido era obra de Dios y
“por su gran misericordia”.
Cabe
hacer mención que Adolfo Lugo Alvarado es el primer ordenado de los cuatro
diáconos que fueron consagrados en enero pasado, en las festividades por los
150 años del Seminario de San José.
El
ahora sacerdote Adolfo Lugo Alvarado desempeñará su ministerio sacerdotal en la
parroquia de Xicotepec de Juárez, Puebla, colaborando como vicario en dicho
territorio a donde ha sido enviado.
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