La Persona con Discapacidad en la
vida de la Iglesia
La fuente de la labor pastoral está en la oración, en el encuentro cotidiano con Dios, pero esta debe llevar a la acción y al compromiso concreto.
La fuente de la labor pastoral está en la oración, en el encuentro cotidiano con Dios, pero esta debe llevar a la acción y al compromiso concreto.
Por: Sem. Edwin García Alvarado
Tercero de Filosofía
Según el INEGI, en México existen alrededor 5 millones 739 mil 270 personas con algún
tipo de Discapacidad. ¡Esto es sorprendente!
Y dentro de éstas, en su mayoría profesan la
fe católica, pero, ¿la Iglesia cómo busca incluirlos en su
labor evangelizadora?
En primer lugar se debe aclarar el término
“Discapacidad” y, como cristianos tenemos que cono-
cer los términos correctos de dirigirnos hacia ellos. Es
importante mencionar que el concepto de Discapaci-
dad va evolucionando y que resulta de la interacción
de personas con deficiencias que evitan su participa-
ciónplenayefectivaenlasociedad,enigualdadde
condiciones que las demás.
A lo largo del tiempo la sociedad ha ido crean-
do algunas terminologías que muchas veces no son
correctas, entre éstas se encuentran: “personitas espe-
ciales”, “minusválidos”, “discapacitados”, “lisiados”,
“mongoles”,“personasconcapacidadesdiferentes”y
“enfermitos”, entre otros.
El término correcto es “Persona con Discapa-
cidad”, ya que en esta forma resalta la igualdad y valor
intrínseco del ser humano, a pesar de lo que pueda
poseer.
La Iglesia, como madre, debe acoger a estos
sus hijos que necesitan de ella, y como maestra debe
enseñar y defender sus derechos ante la sociedad, pero
también abrir horizontes en el campo de la evangeliza-
ción para incluirlos en la labor pastoral.
Recordando las palabras del Señor Jesús:
«Cuando lo hiciste a uno de estos pequeños míos a mí lo hiciste»
(Mt 25,40); en el mismo corazón, que son todos los
bautizados, ante su voz y necesidad deben resonar las
palabras de su maestro: «Tuve hambre, y me disteis de co-
mer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recibisteis;
estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la
cárcel, y vinisteis a mí» (Mt 25,35ss).
Según el papa Francisco, es «salir a las perife-
rias existenciales». Los cristianos no deben quedarse
encerrados como los apóstoles antes de Pentecostés,
pues ya son portadores del Espíritu Santo que los ani-
ma a ser promotores de la verdad que es Cristo.
Un cristiano no puede dejar pasar más tiempo
para evangelizar a nuestros hermanos con Discapaci-
dad, Jesús en ellos clama y reclama que se le atienda,
que se le ame. La fuente de la labor pastoral está en la oración, en el encuentro cotidiano con Dios, pero
esta debe llevar a la acción y al compromiso concreto,
a mirar los signos de los tiempos actuales que gritan a
voz en cuello su crucifixión con el Señor.
La labor pastoral de una comunidad de cris-
tianos está llamada a trazar senderos que lleven al en-
cuentro con el otro, al del yo con el tú, para que no
sean las personas cristianas con discapacidad un grupo
de gente más que vive con un rostro escondido y des-
conocido para la misma Iglesia.
Cuando se asiste a la gran asamblea de los
cristianos, que es la Eucaristía, se vive un encuentro
verdaderoconCristoenelpanconsagrado,y¡síque
verdaderamente está presente! Pero cuando miremos
a Jesús levantado en lo alto, esa misma mirada se lance
a lo bajo donde está crucificado.
No dejemos pasar más tiempo para lanzarnos
en la búsqueda del tesoro de la Iglesia, como dijo san
Esteban:«Lospobres,ellosnecesitandetiparaexperi-
mentar la presencia de Dios, para sentirse amados por
la Iglesia, insertados en la vida eclesial». No dejemos
que pasen entre nosotros sin siquiera mirarlos.
Muchas de la veces su Discapacidad los hace
invisibles para la sociedad, por eso, que en la Iglesia su
Discapacidad haga brillar las maravillas de Dios.
¡No tengas miedo de besar las llagas de Cristo
en la Discapacidad de nuestros hermanos!
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