Movimiento de Pandillas de la Amistad
El grupo es la llave para
alcanzar un mundo mejor, forjado por niños que han
sentido el llamado a dar el sí y participar en la más noble de las virtudes
humanas: amar al prójimo.
Por: Sem. Serafín De la Cruz De la Cruz
Segundo de Filosofía
Es
muy triste ver la época que nos ha tocado vivir, donde los avances de la
ciencia y la tecnología acaparan toda la atención de nuestros niños, y que sin
duda provoca un distanciamiento cada vez más notorio de la Iglesia con su
propia vida.
Bajo
esta premisa, el Movimiento de Pandillas de la Amistad (MPA) se vuelve en una
gran opción para las comunidades de la Arquidiócesis de Tulancingo, porque
desde su fundación surge como una respuesta del Espíritu Santo a los retos
actuales.
En
la década de los setenta, prestando su servicio en la Diócesis de Toluca, y con
la intensión de que el infante tuviera un verdadero encuentro con Jesucristo,
el padre Antonio Zamora planteó un método para la evangelización de los niños.
Con
la ayuda de algunos jóvenes pertenecientes al
Movimiento Jornadas de Juventud Cristiana, los días 13, 14 y 15 de febrero de
1973, el Señor le concedió al sacerdote la asistencia de 43 niños, en lo que
fue el primer retiro.
No cabía
duda que el Espíritu Santo estaba con el proyecto, por lo que se decidió
realizar uno más, al que asistieron 10 niñas de entre 10 y 13 años.
¿Por qué pandillas?
El nombre se
pensó después de que el primer grupo había vivido su retiro, por dos razones:
la primera, por enfocarse en una edad en la que el niño busca refugio en un
grupo con el que se identifique; la segunda, porque en esa época abundaban las
pandillas de jovencitos que se dedicaban a destruir con actitudes vandálicas,
por lo que se pensó formar un grupo de niños y pre-adolescentes que en vez de
destruir, construyeran.
A este
nombre se le agregó: “de la amistad”, por la fecha en que se dio el primer
retiro, un 14 de febrero. Además, también por ser esta una palabra mágica para
el ser humano, y una forma de amar a Dios. El nombre que finalmente se eligió
para designar al movimiento fue: Pandillas de la Amistad.
Este grupo comenzó a expandirse
al ser llevado a la zona de Hidalgo, el cual rindió muchos frutos en la
diócesis.
Al paso de los años
se ha contado con personas comprometidas en esta labor: matrimonios (tíos),
niños, jóvenes (papis), sacerdotes y la confianza de tantos obispos que, como don
Sergio Obeso Rivera, arzobispo de Xalapa, que durante el periodo comprendido
del año 1995 al 1997 fungió como presidente de la CEM, el movimiento fue
reconocido por la Comisión Episcopal para el Apostolado de los Laicos.
Momentos del MPA
Prepandilla
Es la organización previa al retiro llamado Pandilla.
Pandilla
Se caracteriza por la organización y asistencia a un retiro de dos días y medio de duración, donde se imparte una doctrina con una espiritualidad y un método: también se tienen convivencias y juegos, entre otras actividades.
Se caracteriza por la organización y asistencia a un retiro de dos días y medio de duración, donde se imparte una doctrina con una espiritualidad y un método: también se tienen convivencias y juegos, entre otras actividades.
a) El retiro deberá vivirse independientemente
(sexuado), sólo niños o sólo niñas, esto es con base en la personalidad del
adolescente y con el fin de obtener un fruto mayor. Los jóvenes (papis o mamis)
deben entrar a servir también separados.
b)
Deberán quedar aislados del resto de la población.
c) La edad para integrar los equipos de servicio es de
10 a 15 años 11 meses.
Pospandilla
Se pretende la catequización periódica y sistemática al niño. Es muy importante, ya que una vez que se le presentó a Jesús, el niño debe continuar conociendo su personalidad, ideas y mensajes que dejó, a fin de que continúe conociéndose a sí mismo y a su entorno.
Se pretende la catequización periódica y sistemática al niño. Es muy importante, ya que una vez que se le presentó a Jesús, el niño debe continuar conociendo su personalidad, ideas y mensajes que dejó, a fin de que continúe conociéndose a sí mismo y a su entorno.
La Pospandilla se puede dar a través de:
a) Talleres. Reuniones periódicas que contendrán actividades
de reforzamiento de la Pandilla, con la finalidad de que el niño siga madurando
y creciendo espiritual y moralmente. Se deben incluir convivencias y pláticas a
papás.
b)
Apostolados. Que promoverán que los
niños hagan labor social y de contenido evangélico, interesándose en los
problemas de su comunidad sin olvidar su hogar, escuela y grupo de amigos.
c) Reuniones
Nacionales Masiva y de Dirigentes.
Con el fin de conocer que no están solos en su parroquia, sino que forman parte
de la diócesis y a su vez de otras a nivel nacional, además de obtener
conocimientos de convivencia y espiritualidad, se organizan una vez al año,
cada una.
El Movimiento Pandillas de la Amistad (MPA) es la llave para alcanzar un mundo mejor, forjado
por niños que han sentido el llamado a dar el sí y participar en la más noble
de las virtudes humanas: amar al prójimo.
No hay duda que en
la diócesis está dando muchos frutos, pero falta trabajo por hacer. Ojalá que
nunca olvidemos aquellas palabras de Jesús: «Dejad que los niños se acerquen a mí» (Mc
10,14).
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