viernes, 13 de noviembre de 2015

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Emmanuel: “Tú eres sacerdote para siempre”



Por: Sem. Edwin García Alvarado
        Tercero de Filosofía


  La Santa Misa fue presidida por Mons. Domingo Díaz Martínez, quién al nuevo presbítero le pidió obediencia, vivencia del celibato y fidelidad a la Iglesia.



El pasado 2 de octubre, la Santa Iglesia Catedral de la Arquidiócesis de Tulancingo se vistió de gala con la celebración Eucarística en razón de la consagración sacerdotal del diácono Emmanuel Gómez Vera, quién decidió ser sacerdote para siempre.

Acompañado de su familia, presbíteros y fieles cristianos, hizo pública su profesión que se dio en un ambiente de alegría, oración y fraternidad que animaron a todos los presentes a seguir en busca de la presencia de Jesucristo Buen Pastor.

La Santa Misa fue presidida por Mons. Domingo Díaz Martínez, quién al nuevo presbítero le pidió obediencia, celibato y fidelidad a la Iglesia; el Arzobispo de Tulancingo dirigió unas hermosas palabras al nuevo sacerdote, invitándolo a la vivencia del ministerio que el Señor Dios le ha conferido, a no olvidar a los pobres que deben ocupar un lugar especial en su corazón, y la oración como medio de santificación personal y del pueblo encomendado.

“La caridad debe ser organizada y vivida en primer lugar por los pastores, para llegar a contagiar a sus fieles y así ejercer el ministerio”, externó. Expuso que la vida sacerdotal está llena de momentos agradables, pero también de tentación, ante esto dijo que la clave es no olvidar la oración y no perder de vista el ser sacerdotal que libremente se ha escogido.

Por último, lo invitó a recordar que el sacerdote es sólo administrador de los sacramentos y no dueño, para que al imponerlos a los hijos de Dios tenga presente que el fin último es su salvación; su homilía la terminó con las palabras: “Emmanuel, que Dios te ayude”.

Después se dio el momento esperado: la imposición de manos y oración consecratoria; para después, mientras era ungido, se entonara el Veni Creator, y se pidiera a Dios lo tomara como ofrenda.

Al finalizar la ceremonia, el Pbro. Emmanuel Gómez Vera dirigió un discurso de agradecimiento: en primer lugar a Dios por el don recibido, al arzobispo y presbíteros por su presencia, a su familia y amigos, y también a los preferidos de Dios que son los hermanos Sordos y que participaron en la Eucaristía.

Después de la cerebración se tuvo el momento de convivencia en las instalaciones del Seminario Mayor, donde se respiraba esperanza y alegría.  

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