Emmanuel: “Tú eres sacerdote para siempre”
Por: Sem. Edwin García Alvarado
Tercero de Filosofía
La
Santa Misa fue presidida por Mons. Domingo Díaz Martínez, quién al nuevo
presbítero le pidió obediencia, vivencia del celibato y fidelidad a la Iglesia.
El pasado 2 de octubre, la Santa Iglesia Catedral de la Arquidiócesis de Tulancingo se vistió de gala con la
celebración Eucarística en razón de la consagración sacerdotal del diácono
Emmanuel Gómez Vera, quién decidió ser sacerdote para siempre.
Acompañado de su familia, presbíteros
y fieles cristianos, hizo pública su profesión que se dio en un ambiente de
alegría, oración y fraternidad que animaron a todos los presentes a seguir en
busca de la presencia de Jesucristo Buen Pastor.
La Santa Misa fue presidida por Mons.
Domingo Díaz Martínez, quién al nuevo presbítero le pidió obediencia, celibato
y fidelidad a la Iglesia; el Arzobispo de Tulancingo dirigió unas hermosas
palabras al nuevo sacerdote, invitándolo a la vivencia del ministerio que el
Señor Dios le ha conferido, a no olvidar a los pobres que deben ocupar un lugar
especial en su corazón, y la oración como medio de santificación personal y del
pueblo encomendado.
“La caridad debe ser organizada y
vivida en primer lugar por los pastores, para llegar a contagiar a sus fieles y
así ejercer el ministerio”, externó. Expuso que la vida sacerdotal está llena
de momentos agradables, pero también de tentación, ante esto dijo que la clave
es no olvidar la oración y no perder de vista el ser sacerdotal que libremente
se ha escogido.
Por último, lo invitó a recordar que
el sacerdote es sólo administrador de los sacramentos y no dueño, para que al imponerlos
a los hijos de Dios tenga presente que el fin último es su salvación; su
homilía la terminó con las palabras: “Emmanuel, que Dios te ayude”.
Después se dio el momento esperado: la
imposición de manos y oración consecratoria; para después, mientras era ungido,
se entonara el Veni Creator, y se
pidiera a Dios lo tomara como ofrenda.
Al finalizar la ceremonia, el Pbro.
Emmanuel Gómez Vera dirigió un discurso de agradecimiento: en primer lugar a
Dios por el don recibido, al arzobispo y presbíteros por su presencia, a su
familia y amigos, y también a los preferidos de Dios que son los hermanos Sordos y que participaron en la Eucaristía.
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