Un Padre que nos enseña a orar
Por: Daniel Ibarra
Sánchez
Primero de Filosofía
· “Dime cómo rezas y te diré cómo vives, dime cómo vives y te diré como rezas», papa Francisco durante su encuentro con seminaristas en Morelia.
«Hay un dicho entre nosotros que dice:
“Dime cómo rezas y te diré cómo vives, dime cómo vives y te diré como rezas», así fue como S.S.
Francisco comenzó su homilía del 16 de febrero en el encuentro con sacerdotes,
seminaristas y religiosas.
La salida de nuestro Seminario Diocesano
de San José se dio a las 22:30 horas en dos autobuses con rumbo a la ciudad de
Morelia, Michoacán, donde se realizaría el evento.
La llegada al estadio “Venustiano
Carranza” se dio después de un trayecto de seis horas. Alrededor de las cuatro de
la madrugada nos encontramos con un gran número de seminaristas, religiosas y
religiosos que desde el día anterior llegaron para esperar la entrada al recinto.
En un primer momento fue difícil hallar
el acceso, lo que provocó dispersión entre la multitud, pero a pesar de esto
pudimos ingresar a las 6:50 horas.
Con un poco de frio en las gradas
comenzaban las porras y alabanzas por la alegría de la visita del Sumo Pontífice.
Poco a poco el cansancio se hizo más presente en todos a causa de todo lo
sufrido durante esa noche, pero esto dio un giro tremendo cuando se anunció que
el Papa estaba a punto de arribar a la ciudad alrededor de las 8:50 horas, por
lo que nuevamente el júbilo inundó a todos: entre olas, cantos y porras esperábamos
la presencia de Francisco en el estadio.
Una hora después llegó el momento esperado
por todos los ahí reunidos: el Papa dio una vuelta alrededor de la pista del
lugar para poder ser visto por todos. Terminada esta trayectoria dio inicio a
la Eucaristía.
En un ambiente de oración fue como se
dirigió a todos en la homilía, dejando su mensaje una gran resonancia en
nuestros corazones y hablándonos de algo muy importante en nuestra vida como lo
es la oración.
Terminó con unas palabras que hemos
hecho nuestras: «Padre,
papá, abba, tata, no nos dejes caer en la tentación de la resignación, no nos
dejes caer en la tentación de la asedia, no nos dejes caer en la tentación de
la pérdida de memoria, no nos dejes caer en la tentación de olvidarnos de
nuestros mayores que nos enseñaron con su vida a decir: “Padre Nuestro”».
Terminada la celebración salimos del
estadio alrededor del medio día, con la alegría de haber estado entre los que
compartimos el mismo ideal de seguir a Cristo y consagrar nuestras vidas a Él.
Finalmente, la llegada a nuestro
Seminario se dio cerca de las ocho de la noche, para descansar y meditar sobre
lo que se nos fue transmitido en el encuentro.
Testimonios
“Que la asedia y la resignación no
formen parte de mi vida para poder darle un sí lleno de amor al Señor que me ha
llamado”.
Manuel García Andrade
1°
de Humanidades
«Nuestro primer llamado es hacer vivo el
amor misericordioso del Padre».
Sergio
Tenorio Aguilar
1°
Filosofía
«Experimenté la presencia de Cristo en la
persona del papa Francisco, quien nos habló. Bendito el que viene en nombre del
Señor».
Ángel
Alonso Arroyo
Curso
Introductorio
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