Misión de la familia cristiana
Por: Sem. Joel Rivera Carmona
Tercero de Teología
“La familia recibe la misión de custodiar, revelar y comunicar el amor, como reflejo vivo del amor de Dios”
En el designio de Dios Creador
y Redentor, la familia descubre no sólo su identidad, lo que es, sino también
su misión, lo que puede y debe hacer. Toda familia descubre y encuentra en sí
misma la llamada imborrable, que define a la vez su dignidad y su
responsabilidad: familia ¡sé lo que eres!
La familia tiene la misión de
ser cada vez más lo que es, es decir comunidad de vida y amor, en una tensión
que, al igual que para toda realidad creada y redimida, hallará su cumplimiento
en el Reino de Dios.
La familia recibe la misión de
custodiar, revelar y comunicar el amor, como reflejo vivo del amor de Dios por
la humanidad y del amor de Cristo Señor por la Iglesia su esposa. La comunión
constituye el fundamento sobre el cual se va edificando la más amplia comunión
de la familia, de los padres e hijos, de los hermanos y hermanas entre sí, de
los parientes y demás familiares, por lo que el amor que anima las relaciones
interpersonales de los diversos miembros de la familiase construyen con la
fuerza interior que plasma y vivifica la comunión y la comunidad familiar.
La familia cristiana está
llamada además a hacer la experiencia de una nueva y original comunión, que
confirma y perfecciona la natural y humana. Una revelación y actuación
especifica de la comunión eclesial está constituida por la familia cristiana
que también por esto puede y debe decirse “Iglesia doméstica”, haciendo de la
familia una escuela de humanidad, más completa y más rica.
La comunión familiar exige en
efecto, una pronta y generosa disponibilidad de todos y cada uno a la compresión,
a la tolerancia, al perdón y la reconciliación. Por ello al hablar de la
dignidad que posee cada uno de ellos se debe respetar y dar su propio lugar
para lleve a cabo una verdadera comunión entre sus miembros, ya que es
necesario dar el lugar que le corresponde a cada uno respetando su dignidad.
Dios manifiesta también de la
forma más elevada posible la dignidad de la mujer asumiendo Él mismo la carne
humana de María Virgen, que la Iglesia honra como Madre de Dios, llamándola la
nueva Eva y proponiéndola como modelo de la mujer redimida. Dentro de la
comunión-comunidad conyugal y familiar, el hombre está llamado a vivir su don y
su función de esposo y padre, por lo que el autentico amor conyugal supone y
exige que el hombre tenga profundo respeto por la igual dignidad de la mujer.
“No eres su amo escribe San
Ambrosio sino su marido; no te ha sido dada como esclava, sino como mujer,
devuélvele sus atenciones hacia ti y sé para con ella agradecida por su amor.
La solicitud por el niño, incluso antes de su nacimiento, desde el primer
momento de su concepción y, a continuación, en los años de la infancia y de la
juventud es la verificación primaria y fundamental de la relación del hombre
con el hombre. Serán una preciosa ayuda para la edificación de la comunidad
familiar y para la misma santificación de los padres.
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