¿Vientres en alquiler?
Por: Antonio Tolentino Olguín
Tercero de Teología
La subrogación gestacional o préstamo de
útero costa de implantar un embrión en una mujer distinta a la madre biológica
que se encarga de gestar al hijo, para después entregarlo a los padres legales.
El préstamo del vientre es inmoral en
tanto que se atenta contra la dignidad de la sexualidad, donde se degenera el
proceso de la gestación, ya que se introduce a una persona ajena en el proceso
de la reproducción. También es afectado el hijo, dado que tiene el derecho de
ser concebido de manera natural.
Los gestos propios de la fecundación son
transgredidos porque la generación de la nueva vida se realizará sin el acto
sexual y la fecundación se llevará fuera del cuerpo de la madre.
Pareciera que se trata de una
fabricación de hijos con quienes se puede negociar; se ven como un producto que
se puede obtener al precio que estipule la persona que rente su vientre. El ser
humano tiene el derecho de ser concebido, gestado y traido al mundo por sus
propios padres.
Muchos creen que en nombre de la libertad se
puede realizar todo, incluso aquellas cosas que la naturaleza impide realizar;
en el caso de la paternidad y la maternidad nada debería impedir esto, ni
siquiera la esterilidad de uno de los progenitores. Esto da pie a utilizar
métodos inmorales para cumplir los caprichos humanos.
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