sábado, 7 de mayo de 2016

Iglesia Inclusiva

Experiencias del Mundo del Silencio


Por: Jaime Gutiérrez Villanueva - Sacerdote Sordo
         Parroquia Santa María del Silencio (Madrid-España)



Soy un sacerdote Sordo de España. Actualmente trabajo como párroco en Santa María del Silencio, parroquia personal para la atención pastoral a todas las personas Sordas y Sordociegas de la Archidiócesis de Madrid (España).

También desarrollo otras actividades pastorales como la promoción y acompañamiento de militantes cristianos a través de un movimiento apostólico. De igual manera, camino también junto a numerosas personas que se plantean un proceso de maduración integral intentando dar respuesta a la llamada a la santidad que Dios nos ha realizado a cada uno según su vocación y misión en el mundo.

Actualmente tengo 41 años y llevo ordenado sacerdote 16 años. Comencé a quedarme Sordo a los 12 años y perdí totalmente la audición hace 14 años. Llevo un implante coclear bilateral que me ayuda en mi trabajo y relaciones con personas sordas y oyentes.

Quiero destacar que nunca tuve una dedicación exclusiva a las personas Sordas, pues también he trabajado y trabajo con personas oyentes. Son trabajos totalmente complementarios y una experiencia enriquece a la otra. Lo valoro como una experiencia positiva y enriquecedora, porque el trabajo con oyentes y, sobre todo, con militantes adultos, me ha promocionado mucho como sacerdote y siempre me he sentido plenamente integrado en esas comunidades.

Esta experiencia con oyentes me ha servido mucho en el trabajo con personas Sordas. Y el trabajo con personas Sordas ha desarrollado en mí una sensibilidad que me ha ayudado también en el trabajo con personas oyentes. Por eso he luchado y sigo luchando por una mayor integración real de las Personas Sordas en la sociedad y en la vida de la Iglesia. Creo que es posible. Mi experiencia dice que es posible.

Las Personas Sordas no podemos ser una comunidad apartada dentro de la Iglesia, ni dentro de la sociedad. Eso nos aísla y nos empobrece. Necesitamos una atención específica, mucho apoyo, mucho esfuerzo por nuestra parte, pero creo que es posible el desarrollo integral y la integración de la Persona Sorda si todos nos esforzamos en ello, tanto las personas Sordas como las personas oyentes.

En mi experiencia pastoral con personas Sordas, el mayor reto que me he encontrado ha sido unir la evangelización con la promoción integral de las Personas Sordas. No podemos hablar de Jesucristo si no planteamos al mismo tiempo la promoción integral de la persona, para que experimente la salvación y la liberación que vino a traernos Jesucristo.

Es decir, que viva conforme a su dignidad de persona, desarrollándose plenamente como tal. Cuando Jesús cura al Sordo en el Evangelio, no sólo le cura su sordera y le desata la lengua para que pueda hablar, sino que, sobre todo, le devuelve su dignidad de persona para que se reintegre en la sociedad y en la Iglesia.

Nos lo recuerda el papa Benedicto XVI en su encíclica Caritas In Veritate: «El auténtico desarrollo del hombre concierne de manera unitaria a la totalidad de la persona en todas sus dimensiones. Debe ser integral, promover a todos los hombres y a todo el hombre.

Tenemos que comenzar por tomar conciencia de todas nuestras posibilidades y de que es posible esta promoción. De que nuestra situación no es insuperable. Esta acción promocional ha de ser una acción colectiva de las propias personas Sordas, abarcando a todas las personas, de todo el mundo, en una solidaridad internacional.

La promoción de las Personas Sordas exige tiempo y dedicación, pero lo fundamental es querer. El querer es el verdadero motor de la voluntad. Cuando se descubren las posibilidades y las limitaciones propias y comunes se va ganando en confianza. Estamos llamados a ser protagonistas y no espectadores pasivos ante la vida.

Para hacer posible esa promoción integral y colectiva de las Personas Sordas, se necesitan quienes estén dispuestas a una lucha permanente y a asumir todos los sacrificios que esta lucha exige. Esto sólo es posible desde la fe. Quienes decidamos realizar esta acción promocional encontraremos muchas dificultades y pocas recompensas. De aquí resulta que, para seguir adelante, nuestra energía motora debe ser mucho más potente que los obstáculos con que vamos a tropezar. Y esta energía motora sólo puede ser Dios y la experiencia de su amor que nos empuja a luchar permanentemente sin desanimarnos. 

Deseo terminar esta pequeña aportación transmitiendo un mensaje de ánimo y esperanza a todas las personas Sordas, especialmente a los jóvenes. Y decirles que pueden conseguir lo que quieran en su vida si se lo proponen. Sólo tienen que querer y luchar por ello. Y hacerlo con otros, pues solos no podemos.

En la página web www.stamsilencio.com podéis encontrar información de muchas de las actividades que hacemos en nuestra parroquia, todas ellas adaptadas a las necesidades específicas de las Personas Sordas. También participan personas oyentes porque intentamos ser una comunidad en la que todos tienen cabida y se sientan acogidos.

Agradezco a la revista Pescador de la Arquidiócesis de Tulancingo, y a la Pastoral del Mundo del Silencio, por su invitarme a escribir sobre mi experiencia pastoral y personal, les imparto mi bendición con cariño a todos, de modo especial a los hermanos Sordos de este lugar. 

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